lunes, 6 de agosto de 2012

De la psicoterapia de niños a la clínica con niños

"En el grafo, no cabe duda que para Lacan el síntoma se ubica en s (A), como un efecto de significado del Otro. Eso traduce, diremos, lo que Freud mismo llama der Sinn der Symptom: el síntoma es un efecto especial del significado del Otro. ¿Especial en qué? Aquí es donde se complican las cosas".
Jaques-Alain Miller.

En la psicoterapia  psicoanalítica existe una técnica que orienta el tratamiento,  que ofrece guía y un "saber hacer previsto", en donde el analista se dirige a descifrar el síntoma llenándolo de sentido. En el psicoanálisis no existe una técnica ,  el psicoanálisis es una Ética que implica el acto del analista, en donde éste se coloca en un lugar diferente al que lo hace el psicoterapeuta. Pero de esta diferencia los posibles analizantes no saben nada.
 Algunos llegan ya con previas experiencias  de "terapias"  en la mayoría de los casos con  experiencias  mencionadas como desfavorables ya que no encontraron la respuesta que esperaban o lo que les habían ofrecido, y en otros casos presionados por Otro ( el psicólogo o director escolar en el caso de los niños o los adolescentes  en donde los envían inclusive habiéndoles hecho firmar a los padres  cartas compromiso para que sus hijos puedan permanecer en la institución educativa en función de acceder a recibir tratamiento) .
Al llegar con un motivo de consulta se trate de un "padre, madre, niño, adolescente o adulto"  que son denominaciones sociales,  en el caso de los niños y los adolescentes los padres están presentes por lo menos en la primera entrevista debido a la edad de los hijos, y/o porque se considere importante desde el analista darles el espacio para escuchar más allá de lo que dicen. Ahora bien, al  psicoanálisis le interesa el sujeto del inconsciente, que se manifiesta en el ser hablante, más allá de su edad cronológica o denominación social. Sin embargo, en la elección del rasgo a trabajar en este Cartel: "Síntoma y fantasma", uno de los cuestionamientos que han surgido a través de lo que he expresado en nuestras reuniones, es el hecho de que la clínica con niños propia del psicoanálisis, no es desde el tener un "abc", sino que cada uno "padres o hijo" tienen su propio fantasma y desde ahí es que se escucha a cada uno  desde su singularidad.
 Un punto que me interesa  trabajar hoy, es el siguiente:  si en la práctica en la clínica cuando se recibe a un niño o adolescente frecuentemente se escucha también a los padres (en el caso por caso y especialmente en el caso de los niños) implica que el analista se cuestione si éticamente el  aceptar al "niño" en tratamiento  sin que los padres también lo estén cuando es necesario (práctica común en psicoterapia), o aceptando toda una serie de vicisitudes que demanda el entorno escolar y/o familiar,  está sostenido desde la ética que es propia del psicoanálisis, o se puede llegar  a caer en esos momentos en realizar psicoterapia, sobre todo en los psicoanalistas de orientación lacaniana principiantes.
Los padres llegan hablando de cómo algo "no funciona"  con su hijo,  en relación con la escuela, con la maestra,  con los amigos, etc. además de que hablen desde un lugar en el que no se sienten concernidos en lo que  le pasa a su hijo ni en lo que les pasa con su hijo, y  por lo tanto, si no se escucha analíticamente,  puede darse un acto precipitado desde el analista causando el  desencadenamiento de una huida  de un supuesto querer saber, y por lo tanto imposibilitando con ello el análisis con el niño,  lo cual puede fijar más aún el goce que los sostiene y con ello el que confirmen que es mejor "no saber nada".
En cuanto es importante favorecer la transferencia de un saber al analista, para que se pueda iniciar la entrada al análisis, se trata de un momento delicado en el que el actuar de este se vuelve  aún más importante. No para "que el niño permanezca en análisis"  y las cosas "funcionen bien" puesto que sabemos que no tenemos ninguna garantía que alguien permanezca en análisis, ni es nuestro interés que las cosas funcionen bien ; sino porque a través de su acto, pueda poner en juego la posibilidad de  pasar  de los síntomas a la creación de un síntoma analítico que favorezca que lo que "no cesa de no escribirse" ante la presencia de este encuentro se provoque un cuestionamiento en la posición del posible analizante, que lo pueda llevar a querer saber más allá de lo que le pasa...más allá de los síntoma(s), es decir, pasar del sentido al goce.
En otra de la reuniones que hemos tenido, surgió  la formulación de la siguiente pregunta:¿el niño es uno de los síntomas de los padres?, es desde ahí  que  el síntoma orienta desde la escucha analítica,  y/o también habría que preguntarse ¿si los padres son síntoma del niño?.
En la situación analítica, la escucha analítica con estos padres o madres  se tendría que ir dirigiendo a escuchar cómo es nominado el niño, la posición de éste frente al Otro,  y con ello el goce que existe en ambos y del cual estos no dan cuenta de ello y desde ahí orientar  el análisis.
¿Cómo se entendería el fantasma en la clínica con niños?, a partir de esta pregunta es dirigir la investigación de Freud a la enseñanza de Lacan.
Martha Eugenia Aguirre
Julio de 2012.